Macarons, damas y caballeros, y esta vez me han salido (más o menos) a la primera.
En esta ocasión los he preparado sin saborizantes. Ni vainilla, ni azahar, ni ninguno de esos botecitos de sabores extraños que tengo guardados y que parece que no voy a utilizar nunca.
Y, hey, estoy bastante contenta con el resultado. Sobrevivieron más de la mitad. Al resto se le rompió la "costra" que se forma en el tiempo de secado, se ve que dos horas no fueron suficientes.
Aquí arriba pueden apreciarse un par de macarons rotos (que están igual de ricos, por supuesto, y que merece la pena rellenar para zampárselos con la excusa de que han salido feos).
El relleno es de ganache de chocolate negro.
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¿Qué tal habéis empezado el año nuevo?
Os deseo un 2014 lleno de momentos dulces :)
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